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Santa Teresa de Ávila

Virgen

Un saludo fraterno deseándoles salud y paz en el Señor. Somos las Hermanas Trovadoras de la Eucaristía y de nuevo queremos compartir con ustedes una fascinante historia de Santidad, aquí, en nuestro Catálogo divino.

Somos peregrinos por este mundo lleno de contradicciones, pero si caemos tenemos siempre a nuestro alcance la mano poderosa y gentil de Jesucristo, para levantarnos.

¡Así es! Los santos pudieron superar tantas aventuras y desventuras porque siempre contaron con Jesús como leal compañero, excelente amigo y verdadero hermano.

Para aprender de estos grandes caminantes de la fe, conozcamos entonces que santos recuerdan nuestra Iglesia hoy, quince de octubre: Santa Teresa de Ávila, virgen; San Barses de Edesa, obispo; San Severo de Tréveris, obispo;  Santa Magdalena de Nagasaki, virgen y mártir; Santa Tecla de Kitzingen, abadesa, Beato Gonzalo de Lagos, presbítero y Beato Narciso Basté Basté, presbítero y mártir.

Una mujer que encontró en Jesucristo, su más grande amigo y lo tenía siempre presente en su corazón, llegó a ser una de las más grandes maestras de la espiritualidad en los caminos de la oración. Ella es Santa Teresa de Jesús.

Santa Teresa de manera espontánea y muy humana, nos hace caer en cuenta de que tratamos con Dios, poderoso y amoroso a la vez, y que nuestros miedos y prejuicios nos apartan de la vida en plenitud. Con sencillos versos, nos ayuda a disponernos de corazón a caminar con Dios:

Nada te turbe, Nada te espante, Todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia Todo lo alcanza; Quien a Dios tiene Nada le falta: Sólo Dios basta. Eleva el pensamiento, Al cielo sube, Por nada te acongojes, Nada te turbe. A Jesucristo sigue Con pecho grande, Y, venga lo que venga, Nada te espante. ¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; Nada tiene de estable, Todo se pasa. Id, pues, bienes del mundo; Id, dichas vanas; Aunque todo lo pierda, Sólo Dios basta.

Santa Teresa de Ávila

Ruega por nosotros