En nuestra posición única como cuerpo de Cristo, tenemos tanto una meta colectiva, como una individual como miembros de ese cuerpo.
Somos testigos, que daremos testimonio con la ayuda y el poder del Espíritu Santo, según declaró Jesús antes de ascender al cielo.
Conozcamos todo lo relativo al testimonio, al término mismo, las condiciones y características, que nos ayude a ser un buen testigo.