Me acabo de hacer el primer tatuaje a los 35 años y siendo cristiano desde niño. Siempre se me dijo que hacerlo era malo. Que tenía implicaciones espirituales y morales graves.
Pero con el paso del tiempo, caminando con Jesús y aprendiendo las escrituras me he dado cuenta que los argumentos con los que sostienen que tatuarse es pecado no tienen piso. Querer que la gente cumpla ese texto de Levíticos 19:28 es tan absurdo como querer que los hombres no se motilen "en derredor" el cabello porque el mismo pasaje advierte que no se debe. O querer que los padres maten a pedradas a sus hijos desobedientes porque así lo determina la ley de Dios.
El evangelio no se trata de hacerse o no hacerse tatuajes, se trata de vivir a Jesús. Y ahora puedo decir que busco con constancia acercarme a la buena noticia del evangelio, de la mano de Dios y su esencia vital, con la mirada puesta en Jesús y con un tatuaje.
Soy cristiano y tengo un tatuaje.
La música usada en este Podcast ha sido tomada con permiso previo de la mejor banda con contenido de amor por Dios, propio y por el otro que uno pueda conocer en la vida Armir La Banda.
