salmo 78:1-8 NTV Dice:
Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas; abre tus oídos a lo que digo, porque te hablaré por medio de una parábola. Te enseñaré lecciones escondidas de nuestro pasado, historias que hemos oído y conocido, que nos transmitieron nuestros antepasados. No les ocultaremos estas verdades a nuestros hijos; a la próxima generación le contaremos de las gloriosas obras del Señor, de su poder y de sus imponentes maravillas. Pues emitió sus leyes a Jacob; entregó sus enseñanzas a Israel. Les ordenó a nuestros antepasados que se las enseñaran a sus hijos, para que la siguiente generación las conociera —incluso los niños que aún no habían nacido—, y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos. De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios y no olvidara sus gloriosos milagros, sino que obedeciera sus mandamientos. Entonces no serán obstinados, rebeldes e infieles como sus antepasados, quienes se negaron a entregar su corazón a Dios.
El mejor legado que le podemos dejar a nuestros hijos es la palabra de Dios.
Ten en cuenta que Dios confío en ti al otorgarte un hijo, por eso recuerda que Dios te va a pedir cuentas de lo que hagas o como le enseñes a ese hijo. Un punto importante es enseñarle con tu ejemplo; no le exijas nunca a tu hijo algo que tu no haces, más bien se buen ejemplo en amor y buena conducta, por último enséñales la importancia de memorizar su palabra; pues esto forma su carácter, asegura sus principios y a la hora de que el mundo quiera dañar a tu hijos ellos ya estarán confiados en sus principios y sabrán que deben hacer lo correcto.