“Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él.”
2 Reyes 4:9-10 RVR1960
Encontramos en el segundo libro de los reyes una interesante historia, que ilustra de forma maravillosa la relación entre Cristo y la Iglesia; una iglesia que debería preparar un lugar adecuado en donde habite el Señor y de donde según las escrituras saldrán innumerables beneficios; pues eminentemente decimos que: "Hay innumerables beneficios de pasar tiempo a solas con Dios