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1 Reyes 18:36-38 TLA Dice: Cuando llegó el momento de quemar el toro, el profeta Elías se acercó y le pidió a Dios:
«¡Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob! Haz que hoy todos sepan que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu servidor, y que he hecho todo esto porque tú me lo has pedido. Contéstame, mi Dios; contéstame para que este pueblo sepa que tú eres Dios, y que deseas que ellos se acerquen a ti». En ese momento, Dios mandó fuego, y quemó el toro, la leña y hasta las piedras y el polvo. ¡También el agua que estaba en la zanja se evaporó!

Este ejemplo en la oración de Elías es que Dios completa lo que le manda a realizar a cada persona. Las armas de Elías fueron la oración y la fe puesta en Dios. Dios envió fuego del cielo para Elías, proveyendo para consumir el sacrificio y así revindicar a Elías como profeta de Dios.