No seas imprudente, la imprudencia es actuar sin pensar en las consecuencias, debido a esto nos tropezamos una y otra vez. Sin embargo al obedecer a Dios podemos dejar moldear nuestro corazón y poder obedecer y tomar las decisiones correctas en nuestra vida diaria. La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo su corazón se irrita contra el Señor.
Proverbios 19:3 NVI