" Reyes 4:18-21 Dice: Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores; y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió. Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se salió.
Siendo hijo de Dios, y estando en su presencia tienes imnumerables beneficios, como tener respuesta en los días aparentemente negros; ya que siempre podrás ir: Nuevamente al aposento.
Pst, Dumar Avendaño