Jesús sana a un mendigo ciego que clamó por su sanidad y su fe lo sano. Lucas 18:35... dice Al acercarse Jesús a Jericó, un mendigo ciego estaba sentado junto al camino. Cuando oyó el ruido de la multitud que pasaba, preguntó qué sucedía. Le dijeron que Jesús de Nazaret pasaba por allí. Entonces comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!». «¡Cállate!», le gritaba la gente que estaba más adelante.
Sin embargo, él gritó aún más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y ordenó que le trajeran al hombre. Al acercarse el ciego, Jesús le preguntó: —¿Qué quieres que haga por ti? —Señor —le dijo—, ¡quiero ver! Jesús le dijo:—Bien, recibe la vista. Tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús mientras alababa a Dios. Y todos los que lo vieron también alabaron a Dios.
Dios conocía la necesidad de este ciego, Dios conoce tu necesidad, este hombre confiaba en el plan de Dios. Dios sólo usa esas situaciones para manifestar su gloria a través de nosotros y llevarnos a nuevos niveles de fe. Que no te importe la opinión de los demás este ciego grito y clamó por su sanidad sin importar que la gente le gritara y le dijera que se callara. Dios no pone ninguna prueba que no puedas soportar. Debes tener fe para recibir tu milagro!!!!.