Como productor de radio especializándome en rock mexicano, no improvisado, con años de vagancia, rockanrol y relacionista público, me encontré el trato con disqueras, productoras de discos, sellos, grandes, medianos y chicos, tamaños de disqueras en México. A todas me las brinque, desde sus directivos, promotores, gerentes, marketing y así me buscaban, se la cobraron, pero el rock mexicano perdió, el material inédito en nuestro acervo histórico, conservando años de antros, el zócalo capitalino, el Metropolitan, el demolido Toreo de Cuatro caminos, Rockotitlan, Ecatepec, Tlatelolco, no sé, ya lo disfruté. Escucha un poco del pasado en vivo que emergió en los 90 con discos en vivo, acoplados, de cinco grupos, algo que seduce a crecer, a proponer, a presentar tu trabajo para que todos tengamos mas para crecer y salen tres de cuatro disqueras conque “A Chuchita la bolsearon” no eran todos, todas, pero destacaban pocos, “contados con los dedos de una mano” (y en esta ocasión te sobran cuatro), que hacían un trabajo más allá de lo profesional … si, acertaste, de corazón.
