Desde sus inicios en el siglo XX, los pentecostales se han caracterizado por dar un gran énfasis a las manifestaciones espirituales, atribuyéndolas a la tercera persona de la trinidad, el Espíritu Santo. Sin embargo, esto a lo largo de la historia del movimiento ha traído una serie de complicaciones que ha llevado a una pérdida de credibilidad en medio de las congregaciones, porque la verdad es que no todo lo que se le atribuye al Espíritu Santo proviene de Él. En esta nueva reflexión, Luis Aránguiz invita a abrir una conversación seria y cuidadosa respecto a cómo se ha hecho uso del nombre del Espíritu, a fin de evitar exageraciones que han traido descrédito e incluso incredulidad respecto al movimiento.
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- Música: Serge Quadrado - Wet Weather
- Ilustración: Tomás Cisternas - @tomascisternas_
- Edición y montaje: Betzabé Falcón