Hace muchos y muchos años, en el comienzo de mi carrera como consultor empresarial, me encontré con este bello concepto. Ya conocía la historia, el mito del escultor que se enamoró de su obra tanto que le pidió a los dioses que la tornaran viva, lo que pasó; pero entonces conocí la interpretación sicológica del tema.
Según varios estudios e investigaciones, si alguien realmente ve una persona de una cierta manera, esto la puede afectar de tal forma que ella se "torne" lo que la otra persona quiso. Es el caso de un grupo de estudiantes de bajo grado, cuyos profesores creyeron que eran muy inteligentes, o los hijos de dedicados padres que eventualmente acaban teniendo increíbles vidas.
Va directamente asociado a la teoría de la "profecía autocumplida", en la cual vemos que algo sucede porque así creíamos que sucedería... Como el banco que quiebra porque todos creían que se iba a quebrar (y así retiraron sus depósitos, haciendo que se cumpliera esa profecía) o los hijos que se vuelven seres grandiosos porque sus padres realmente se dedicaron a apoyarlos.
Los tiempos pasaron y eventualmente, esta idea fue olvidada porque, claro, no siempre funcionaba y aunque los maestros creyeran, no todos los estudiantes se dedicaron a mejorar sus notas, y no todos los hijos salieron de forma excepcional. Era una generalización que, mirando hacia tras, se podía entender por un mito bastante negativo del punto de vista de cómo se ve el género opuesto...
Sin embargo... sin embargo, vuelve a girar la rueda y en tiempos de redes sociales, algo está pasando. El impacto mutuo, la impresión que cada uno genera en muchos otros y la extensión que se multiplica, me hace pensar que esta estatua de Pigmalión sí puede hablar. Solo que cambian un poco los roles...
Sabes, de verdad, lo primero es que la ESTATUA, o sea, la persona que cambiará, despierte su consciencia. Otros apoyarán, la vida mostrará señales en el camino y pensamientos surgirán que provocarán este despertar, pero es la persona que debe ser la primera. Si realmente quieres impactar positivamente la vida de alguien, apoya sin empujarla hacia ese despertar.
Segundo, en vez de un Pigmalión, ¿por qué no toda una red de personas? De familiares a amigos, de compañeros de trabajo a contactos en la red, incluso personas que van en contra; todos pueden de alguna forma aportar a este despertar. Todo dependerá de que el individuo que esté en este desarrollo sepa procesar adecuadamente su red de personas y convertirla en una fuente constante e inagotable de cooperación. Si realmente quieres impactar positivamente la vida de alguien, apoya en la creación de esta hermosa red.
Por último, cuando la persona esté despierta - aunque sea "un poquito despierta" - es importante que apoye a otros en su propio despertar. Con esto, la consciencia se abrirá aún más.
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