Yo también me creí el cuento de que ser exitosa era ser una wonder woman, pero cuando crecí no me sentía para nada feliz construyendo esa mujer superpoderosa que siempre está bien, que todo lo puede, con mil trabajos y de punta en blanco.
Nuestra cultura que sobrevalora la energía masculina, la energía yan, la actividad, el ir hacia afuera. Poca atención presta a mirar hacia adentro, reposar, la oscuridad y así lo hemos aprendido. No es casual que nos lleve tiempo y esfuerzo cambiar la dinámica, "parar la moto".
Al final, entendí que el mayor poder estaba en hacer lo sentía, pero hacer lo que queremos no tiene que ver con que nos importe un cuerno los demás, tiene que ver con ser responsables y amorosas primero con nosotras mismas, con nuestro latido más profundo.
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