La verdad nos hace libres. ¡Cuántas veces me he repetido esta frase! Jesús vino a liberarnos en lo más profundo: de nuestros prejuicios, de nuestras faltas, de nuestros pecados. Liberarnos de las máscaras que nos vemos obligados a llevar para sobrevivir en este mundo, para liberarnos de nuestros miedos más íntimos y de nuestras limitaciones. Liberarnos de las lógicas del mundo que nos impiden ser nosotros mismos.