Sí, querido Pilato, la verdad existe y grita en el fondo de tu conciencia, esa conciencia que te esfuerzas por silenciar. Tu conciencia grita, pero tú, Pilato de todos los tiempos, estás demasiado ocupado escuchando los gritos de la multitud, esos gritos que te hacen sentir trivialmente poderoso.