Sandra Fernández no estaba feliz en su trabajo. Quería algo distinto, y tenía una idea dándole vueltas en la cabeza… pero no se atrevía a dar el salto. A salir su “incómoda zona de confort” y dejar el refugio de un salario para lanzarse como emprendedora, sin garantías. “Esa fue la decisión más dura”, me dijo, porque dejar el malo conocido para avanzar hacia el bueno por conocer, requiere muchísima valentía
Finalmente, Sandra se atrevió, y lo que siguió no fue ni una trayectoria directa al éxito, ni un lecho de rosas. De ese proceso es de lo que quise conversar con ella en este episodio del podcast De Tripas Corazón.