Una vez que nace fe en el corazón del creyente, Dios le justifica legalmente. Ya que Dios decreta su estado justo en base a la obra impecable del Señor Jesucristo, no hay más condenación para el creyente. Está muerto a la ley de Dios (en el sentido legal de la palabra). Es imposible que perezca porque Cristo pagó la deuda de todos aquellos que son de la familia de la fe. Aprendamos juntos sobre la Justificación en este "Ordo Salutis"