Una noche, diseñando para mi nuevo libro cuya presentación es inminente descubro en la televisión un bailarín con una discapacidad mental capaz de emocionarme hasta la lágrima... Su sueño: participar en una compañía de baile que represente una coreografía a lo largo y ancho de todo el mundo. Y me pregunto ¿no hay nadie (rico, cargado de millones que solo pudren su alma y la de su familia) capaz de hacer realidad algo tan sencillo como eso?, ¿no hay nadie que quiera sentir el enorme poder de saberse capaz de dar vida a un ser excepcional? ¿No andamos todos intentando tener poder? Pues ese, el poder de mejorar la vida de los demás... es lo único que nos convierte en Dioses... ¿Os hace un Poseidón?