¿Estás esperando a que Jesús "haga algo" para convencerte de liberarlo en tu corazón? No sirve de nada que hagamos miles de cosas si al final no tomamos la decisión más importante de todas: Permitir que Dios tome el control de nuestras vidas. La procrastinación espiritual endurece el corazón y nos distrae con cosas mucho menos importantes. El mejor momento para empezar es hoy.