Este capitulo nos muestra cómo Dios llevó al pueblo de Israel al monte Sinaí, cumpliendo su promesa de estar con ellos. No se trata solo de leyes, sino de preparar el corazón para encontrarse con Él. El desierto, aunque seco e incómodo, fue el lugar elegido por Dios para revelar su presencia. Dios sigue llamando a su pueblo hoy. No busca religión, sino relación. Su presencia es su mayor promesa, pero solo los que se preparan la reconocen. ¿Estamos listos para escucharlo?