La agricultura protegida en México se concentra principalmente en los estados de Sinaloa, Baja California, Jalisco y Michoacán. Estas zonas ofrecen condiciones favorables y acceso a infraestructura, lo que facilita el cultivo en invernaderos y mallas sombra, promoviendo la producción de hortalizas, frutas y flores.
Además, Querétaro, San Luis Potosí y Puebla han incrementado su participación en la agricultura protegida debido a su cercanía a los centros de consumo y a un crecimiento en la demanda de productos frescos. Estas regiones buscan maximizar la eficiencia en el uso de recursos en entornos controlados.