En el bar la totuma está llena… Había un ir y venir de gente, un trajinar bullicioso, como todas las mañanas. Ahí desayunaban los inmigrantes venidos de Portugal, España e Italia.
El joven y apuesto italiano, rubio, de ojos verdes y labios carnosos, Gino Mascalzone, no había vuelto a poner los pies en el bar…
Era una de esas soleadas mañanas de la eterna primavera caraqueña, en las que las trinitarias se suben por las ventanas, y los colores de la verde vegetación sombrean las aceras capitalinas, y la limpieza del cielo, y la alegría de las flores, hacen presentir que será un buen día.
Yajaira Margarita sintió esa sensación bienhechora que dan ocho horas de sueño reparador al lado de su amado Gino.
Los comensales del Bar la Totuma llena, desayunaban y comentaban entre sí los últimos acontecimientos.
