Tengo una canción preciosa en el bolsillo. No puedo sacarla. Ha permanecido ahí tanto tiempo que, se vuelve más extensa y más valiosa. Temo no poder sacarla nunca. A veces la escucho por las noches, quedito. Desde el bolsillo se escucha el violonchelo y el piano. Las notas son mágicas. Vive en ella un náufrago que descubre unas huellas. A veces encuentro un poco de arena en mi bolsillo. Me gusta pensar que, al menos por momentos, la canción se libera. Y que sus personajes ríen y bailan en la playa. (Fabiola Torres)