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¡Hola! Welcome to Spanish in Five. Hoy vamos a hablar del mercado público, or the public market. Here are some of the words I will use: pescado, which means fish; carne, which means meat; verduras, which means vegetables; helado, which means ice cream; and gaviota, which means seagull.

En mi ciudad, hay un mercado público. Queda al oeste de la ciudad, cerca del mar. El mercado está abierto todos los días, pero los domingos hay más vendedores, más productos y más visitantes. En el mercado puedes comprar pescado, carne y también muchas frutas y verduras.

Cuando mis padres estaban en nuestra casa de visita, fuimos al mercado público. Primero, mis padres querían comer helado. Había una fila muy larga, entonces yo les dije a mis padres: “si quieren, pueden ir a ver los sabores. Yo me quedo en la fila.” Mis padres fueron a ver los sabores, y mi padre dijo que él quería un helado de pistacho, pero sólo quedaba una bola. Esperamos en la fila durante unos quince minutos. Por fin era nuestro turno. Y lo mejor de todo: aún quedaba una bola de helado de pistacho. Mi padre dijo: “qué suerte tengo.” Yo pedí un helado de chocolate y mi madre uno de fresa.

Nos sentamos en una banca mirando al mar. Mi papá probó su helado y dijo: “es el mejor helado que he comido en toda mi vida.” Además, la vista era hermosa. Mi padre dejó de pensar en su helado mientras miraba hacia el mar. ¡De pronto, una gaviota bajó del cielo y se le llevó su helado! Mi madre, mi esposa y yo nos reímos mucho. Mi padre estaba muy molesto y dijo: “No me parece chistoso. Además, ya no hay helado de pistacho en la heladería.” Mi padre dejó de hablarnos hasta esa noche.

Después, fuimos a comprar ingredientes para la cena de esa noche: compramos un filete de salmón, unos espárragos, y tomate, cebolla y queso feta para preparar una ensalada griega. A causa de la inflación, los precios han subido mucho este año. El año pasado, un filete de una libra de salmón costaba solo quince dólares, pero ahora cuesta 23.

Mi madre preparó la cena. Todo le quedó a la perfección. El salmón estaba fresco y suave. Mi madre nos dijo que el secreto era cocinarlo en el horno a una temperatura muy alta, y luego dorarlo un poco. Además, no hay que echarle muchas salsas: solo ajo, limón y mantequilla. A todos nos encantó la comida. Incluso, mi padre volvió a hablar, por fin. Dijo: “este pescado está aún más rico que mi helado de pistacho.” Mi madre le contestó: “!Ah, entonces sí eres capaz de hablar. Pensé que te habías quedado mudo y que la gaviota también se había llevado tu voz!”