¡Hola! Welcome to Spanish in Five. Hoy les voy a contar la historia de la inquilina. Here are some of the words you will hear: inquilina, which means tenant; hipoteca, which means mortgage; sótano, which means basement; and ducha, which means shower.
Este año, Pedro y Julia compraron una casa muy grande. La casa costó mucho dinero y tuvieron que tomar una hipoteca muy grande también. Además, como las tasas de interés han subido mucho este año, tienen que pagar al banco mucho dinero cada mes. Pedro y Julia aún no tienen hijos, entonces decidieron alquilar el sótano de su casa.
Sara, la estudiante que alquiló el sótano, les dijo que ella era muy estudiosa y sólo vendría a la casa para dormir. Sara también les dijo que ella era muy organizada, que le gustaba limpiar su casa todos los días y que sólo tenía un par de amigos. Ella veía a sus amigos en la universidad todos los días, entonces no traería a nadie a la casa. Pedro y Julia pensaron que Sara era la inquilina perfecta y le ofrecieron el sótano a un precio excelente.
Pero poco después de la mudanza empezaron los problemas. Sara organizaba fiestas frecuentemente, incluso entre semana. El volumen de la música era altísimo y, además, el olor a marihuana era insoportable. Sara no lavaba los platos y el olor llegaba a todos los rincones de la casa. Pedro y Julia no sabían qué hacer. Le escribieron a Sara y le dijeron que si su comportamiento no cambiaba, tendría que buscar otro lugar para vivir. Pero Sara les contestó que no era ella quien organizaba las fiestas; les aseguró que era el vecino que vivía en la casa de al lado. “¿Sara, nos crees tontos?” le preguntaron Pedro y Julia. Pero Sara insistió que ella nunca había organizado una fiesta.
Pedro y Julia habían notado que a Sara le gustaba tomar duchas muy largas con agua caliente. A veces se demoraba más de media hora en el baño y salía vapor durante mucho tiempo. Pedro y Julia decidieron cortar el gas en el sótano. Así, Sara no podría bañarse con agua caliente. Sara lo notó inmediatamente y le preguntó a Pedro qué pasaba. Pedro le contestó: “Sara, qué extraño. No tengo ni idea. Acá en el segundo piso, todo está perfecto. ¡Lo siento mucho!” Después de eso, las duchas de Sara fueron mucho más cortas. Al principio, unos cinco minutos. Después, solo tres minutos. Después tan solo unos segundos. Después de varias semanas, Sara dejó de bañarse.
Cuando llegó el invierno, Sara no aguantó más y les dijo a Pedro y Julia que se iba de la casa. Pedro y Julia le dijeron: “¡ay, qué triste! ¡Te vamos a extrañar muchísimo!” Cuando por fin se fue Sara, Pedro y Julia organizaron una gran fiesta para celebrar. Qué ironía, la fiesta para celebrar la ida de Sara fue tan grande como las fiestas mismas de Sara; nunca habían tenido tantos invitados en su casa. Pero, aunque tomaron mucha cerveza, por lo menos no había olor a marihuana.