Imagina un viaje en familia a Italia, en pleno invierno. El aire helado que roza la piel, el viento que te envuelve, y un frío que hace que cada aliento se vea como una nube suspendida en el aire. Pero no hay nada que unos buenos guantes, un gorro de lana , una bufanda o el calor de nuestras risas no puedan arreglar. La Navidad en Italia tiene un toque especial, la mezcla de tradiciones, luces brillando en las plazas, el aroma a castañas asadas, y la calidez de compartir ese momento único. El Año Nuevo se siente aún más mágico, rodeados de los que amamos, haciendo que cada instante, aunque congelado por fuera, se quede grabado en el corazón.