"Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.", Filipenses 1:19-21
La versión inglesa de "mofad", del versículo 20, dice: "siendo mi vivo deseo y esperanza que nunca me sienta avergonzado, pero que ahora como siempre, honre a Cristo en mi propia persona con valor intrépido."
Lo sumo mío por lo supremo de Él. Siendo mi vivo deseo y esperanza que nunca me sienta avergonzado. Todos nos sentiremos muy avergonzados si no cedemos a Cristo sobre el punto que nos ha pedido que nos rindamos a Él. Pablo dice: "Mi determinación es ser lo sumo mío por lo supremo suyo". El llegar a eso es cuestión de voluntad, no de argumentos, ni de razonamientos, sino de una rendición de la voluntad. Una absoluta e irrevocable rendición sobre ese punto. Una consideración presuntuosa sobre nosotros mismos es lo que nos detiene para hacer esta decisión, aunque nos digamos que estamos considerando a otros. Cuando consideramos lo que costará a otros nuestra obediencia al llamado de Jesús, es como si le dijéramos a Dios que Él no sabe lo que esta obediencia costará a otros.
Prosigue al blanco. Él lo sabe. Excluye toda otra consideración y mantente ante Dios solo para esto: lo sumo mío por lo supremo de Él. He determinado ser absolutamente y enteramente de Él. Resuelto a todo por adquirir su santidad. Sea la vida o sea la muerte no importa. Pablo ha determinado que nada le detendrá a hacer exactamente lo que Dios quiere. La orden de Dios obrará una crisis en nuestra vida si no queremos acatar su manera más suave. Él nos trae hasta el lugar donde nos pide lo sumo nuestro para Él y empezamos a discutir. Entonces, Él produce una crisis providencial donde tendremos que decidir en pro o en contra y desde ese punto empieza la gran bifurcación. Si la crisis te ha sobrevenido en cualquier sentido, rinde tu voluntad a Él absoluta e irrevocablemente.