Decía San Agustín: “si otros como yo pudieron ser santos, ¿porqué yo no?
LOS SANTOS NUNCA VAN SOLOS AL CIELO
Santos no son los que hacen milagros, santos son los que se comprometen con Dios en su vida, le dedican lo mejor de su corazón, son hombres y mujeres que llevan una vida normal pero tratando de hacer todo con y para Dios.
Estas personas saben lo que Dios quiere porque todos los días reciben la luz del Espíritu Santo en su oración diaria, estas personas saben que Jesús quiere salvar al mundo y no solo a unos cuantos, saben que Jesús por eso formó su Iglesia porque Dios quiere tener su familia en la tierra como la tiene en el cielo.
Entendiendo esto los santos se comprometen en una buena iglesia para conocer más a Dios, servirlo en sus hermanos y hacer todo lo que pueden hacer para fincar el Reino de Dios no solo en sus corazones sino en los corazones de mucha gente más.
Los santos también saben que sin conocer a Dios no se le puede amar. Saben bien que “nadie ama lo que no conoce” por eso acuden a las enseñanzas de buenos maestros de biblia y teología en su iglesia, leen y meditan mucho la Biblia para conocerlo más, . Si sus maestros son verdaderamente preparados aprenden que no todo lo que brilla es oro y no toda predicación bonita o que me haga sentir bien en el internet viene de Dios ni es inspirada por el Espíritu Santo.
Los santos entienden que amar a Dios sin amar y servir al prójimo es un auto-engaño. Aprenden que el mejor lugar para servirlo es dentro de la familia de Dios, La Iglesia.
Los santos oran y sienten tristeza por los miles y miles de creyentes engañados y estancados por el enemigo que creen que basta con creer en Dios, que basta con ir de vez en cuando a la iglesia y no tomar ningún compromiso en ella.