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Capítulo L: de Imitación de Cristo: Cómo se debe ofrecer en las manos de Dios el hombre desconsolado.

2. Deseo el gozo de la paz; la paz de tus hijos pido, que son recreados por Ti en la luz de la consolación. Si me das paz, si derramas en mí un santo gozo, estará el alma de tu siervo llena de alegría, y devota para alabarte.

DESPUÉS DE HABER SIDO PURIFICADO

El ego es como la mala hierba, hay que estar arrancándolo periódicamente del jardín de Dios en nuestro corazón.

Sin tu consejo y providencia y sin causa, nada se hace en la tierra. Bueno es para mí, Señor, que me hayas humillado, para que aprenda tu camino de santidad, y destierre de mi corazón toda soberbia y presunción. Provechoso es para mí que la confusión haya cubierto mi rostro, para que así te busque a Ti para consolarme, y no a los hombres. También aprendí en esto a temblar de tu inescrutable juicio, que afliges así al justo como al impío, aunque no sin equidad y justicia.



5. Gracias te doy porque no me escaseaste los males; sino que me afligiste con amargos azotes, enviándome dolores y angustias interiores y exteriores. No hay quien me consuele debajo del cielo sino Tú, Señor Dios mío, médico celestial de las almas, que hieres y sanas, pones en grandes tormentos y libras de ellos. Sea tu corrección sobre mí, y tu mismo castigo me enseñará.



6. Padre amado, veme aquí en tus manos; yo me inclino bajo la vara de tu corrección.

Y cuando con sumisión hemos aceptado la corrección y purificación, entonces Dios nos baña con su paz y su tranquilidad…

No es fácil aceptar la corrección, pero esta solo la da Dios a sus hijos. Nadie corrige a los hijos ajenos, solo a los suyos, y Dios hace lo mismo.

Hebreos12:6pues el Señor corrige al que ama y castiga al que recibe como hijo.

Heb 12:7Ustedes sufren, pero es para su bien, y Dios los trata como a hijos: ¿a qué hijo no lo corrige su padre?

Heb 12:8Si no conocieran la corrección, que ha sido la suerte de todos, serían bastardos y no hijos.

Heb 12:9Además, cuando nuestros padres según la carne nos corregían, los respetábamos. ¿No deberíamos someternos con mayor razón al Padre de los espíritus para tener vida?

Heb 12:10Nuestros padres nos corregían sin ver más allá de la vida presente, tan corta, mientras que El mira a lo que nos ayudará a alcanzar su propia santidad.

Heb 12:11Ninguna corrección nos alegra en el momento, más bien duele; pero con el tiempo, si nos dejamos instruir, traerá frutos de paz y de santidad.