Probablemente la mayoría hemos caído en esta debilidad. Nos estamos queje y queje por la situación que tenemos, (aunque no nos falta nada esencial) nos quejamos de la incomprensión de los demás, lo difícil de la vida, el dinero, la salud etc.
¿Qué pasa cuando me quejo? Me estoy poniendo en la posición de una víctima, y las víctimas siempre sufren.
¿De veras quiero vivir sintiéndome una víctima? ¿o un triunfador con Cristo?
Veamos qué nos dice el libro Imitación de Cristo al respecto:
3. ¿Piensas tener siempre consolaciones espirituales al sabor de tu paladar? Mis Santos no siempre las tuvieron, sino muchas pesadumbres, diversas tentaciones y grandes desconsolaciones. Pero las sufrieron todas con paciencia y confiaron más en Dios que en sí; porque sabían que no son equivalentes todas las penas de esta vida, para merecer la gloria venidera. ¿Quieres hallar de pronto lo que muchos, después de copiosas lágrimas y trabajos, con dificultad alcanzaron? Espera en el Señor, trabaja y esfuérzate varonilmente; no desconfíes, no huyas; mas ofrece el cuerpo y el alma por la gloria de Dios con gran constancia.
Capítulo XXXVI: Contra los vanos juicios de los hombres.
Jesucristo:
1. Hijo, pon tu corazón fijamente en Dios, y no temas los juicios humanos cuando la conciencia no te acusa.
