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Dios creó a Adán y Eva como nos crea a nosotros al nacer, completamente inocentes, con un alma, una mente y un corazón limpios.

¿Qué hace que perdamos esa inocencia? Las demás personas pervertidas, desde los otros niños mal educados y ya pervertidos hasta los adultos que se han corrompido; toda la vida estamos expuestos a influencias negativas, malos consejos, guías inmorales y torcidas de personas famosas en el internet, redes sociales, el mundo artístico, las canciones, las películas, influencers y demás.

El mal está en todo el mundo porque el enemigo se ha adueñado de él, ha corrompido a tantas personas que fácilmente las usa para corromper a los inocentes. Jesús le llama a satanás “el príncipe de este mundo” Jn 12, 31. A todas las edades tenemos personas que nos quieren desviar hacia el camino del desorden, la inmoralidad, las injusticias, todo tipo de perversiones, el mal.

No olvides que así como el diablo tiene sus servidores en este mundo, Dios también tiene los suyos. Te toca decidir a quien vas a seguir...

El pasaje del Génesis que hemos estado reflexionando es una gran enseñanza teológica que Dios nos dio a través de los primeros guías del pueblo de Israel; Moisés y otros profetas.  La intención de la narrativa de la creación no es darnos a entender cómo creó Dios el universo y los humanos, sino que entendamos que ÉL NOS CREÓ, y nos creó para que tuviéramos una relación bella con él y con la creación, y cómo nosotros hemos destruido esa armonía, esa amistad con Dios, el amor entre nosotros, ese buen uso de la creación… y todo por nuestra desobediencia y rebeldía al hacerle caso a satanás que es el padre del engaño, la desunión, la desobediencia y la rebeldía. Estudia la teología sobre su origen y acciones y verás.

Continuamos leyendo Génesis 3

Gen 3:7 En ese momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas.

Gen 3:8 El hombre y su mujer escucharon que Dios el Señor andaba por el jardín a la hora en que sopla el viento de la tarde, y corrieron a esconderse de él entre los árboles del jardín.