Todos pasamos por problemas en la vida. Unas veces más otras veces menos. De hecho el esperar tener una vida sin problemas no es realista y ni siquiera es humano, y tampoco cristiano.
Y una de las razones es porque con toda intención Dios no hizo este mundo perfecto; otra razón es el pecado. Con él hemos destruido la vida bella que Dios quisiera para cada uno de sus hijos.
Pero algo que los seguidores de Cristo debemos tener bien claro es que él no nos deja ni nos abandona. Él está bien consciente de lo que nos pasa a cada uno y está al pendiente para acompañarnos y sacarnos adelante en cualquier circunstancia.
Dios no prometió a sus discípulos una vida sin problemas, Dios nos prometió que él siempre estaría con nosotros hasta el último día de nuestras vidas. Mt. 28:20
Escuchemos al libro IMITACIÓN DE CRISTO
Capítulo XLVII: Todas las cosas pesadas se deben padecer por la vida eterna.
Jesucristo:
1. Hijo, no te quebranten los trabajos que has tomado por Mí, ni te abatan del todo las tribulaciones; mas mi promesa de estar contigo te fortalezca y consuele en todo lo que venga. Yo basto para galardonarte sobre toda manera y medida. No trabajarás aquí mucho tiempo, ni serás agravado siempre de dolores. Espera un poquito y verás cuán presto se pasan los males. Vendrá una hora cuando cesará todo trabajo e inquietud. Poco y breve es todo lo que pasa con el tiempo.
2. Atiende a tu negocio, trabaja fielmente en mi viña, que yo seré tu galardón. Escribe, lee, canta, suspira, calla, ora, sufre varonilmente lo adverso; la vida eterna digna es de esta y de otras mayores peleas. Vendrá la paz un día que el Señor sabe, el cual no se compondrá de día y noche como en esta vida temporal, sino de luz perpetua, claridad infinita, paz firme y descanso seguro. No dirás entonces: ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? Ni clamarás: ¡Ay de mí que se ha dilatado mi destierro! Porque la muerte estará destruida, y la salud vendrá sin defecto; ninguna congoja habrá ya, sino bienaventurada alegría, compañía
dulce y hermosa.
3. ¡Oh! ¡Si vieses las coronas eternas de los Santos en el cielo, y de cuánta gloria gozan ahora los que eran en este mundo despreciados, y tenidos por indignos de vivir! Por cierto luego te humillarías hasta la tierra, y desearías más estar sujeto a todos, que mandar a uno solo. Y no codiciarías los días placenteros de esta vida: sino antes te alegrarías de ser atribulado por Dios, y tendrías por grandísima ganancia ser tenido por nada entre los hombres.
4. ¡Oh! Si gustases aquestas cosas, y las rumiases profundamente en tu corazón, ¿cómo te atreverías a quejarte ni una sola vez? ¿No te parece que son de sufrir todas las cosas trabajosas por la vida eterna? No es cosa de poco momento ganar o perder el reino de Dios. Levanta, pues, tu rostro al cielo: mírame a Mí, y conmigo a todos los Santos, los cuales tuvieron graves combates en este siglo; ahora se regocijan, y están consolados y seguros; ahora descansan en paz, y permanecerán conmigo sin fin en el reino de mi Padre.
1Co 10:13 De hecho, ustedes todavía no han sufrido más que pruebas muy ordinarias. Pero Dios es fiel y no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas. En el momento de la tentación les dará fuerza para superarla.