¿LOVOY A REALIZAR, O LO VOY A IGNORAR PARA HACER EL MÍO?
Dios tiene un plan de vida para cada quien. Es
un plan bello que nos hará felices mientras ayudamos y hacemos felices a otras personas;
y nos dio talentos para realizarlo; pero cada quien decide si quiere llevarlo a cabo o cambiarlo a su manera.
Una cosa es cierta: Aquellos que llevan a cabo el plan de Dios para sus
vidas son las personas que viven más felices en su trabajo, en sus
actividades, en su vocación. Mientras que los que llevan sus planes
en vez de los de Dios, a veces pueden conseguir cosas, diversiones,
placeres, pero nunca están satisfechos, nunca felices, nunca se
sienten completos, y lo que hacen para trabajo casi siempre lo hacen
de mala gana, con el ceño fruncido, esperando con malestar la hora
de salida y el fin de semana.
Por
muchos años en mi infancia y adolescencia yo no sabía que
Dios tenía un plan para mi. Aunque era un creyente y practicante
religioso, yo pensaba como casi todo el mundo piensa: que yo voy a
decidir que voy a hacer con mi vida, yo voy a decidir cual es mi
vocación y profesión, yo y solo yo tomo las decisiones que tienen
que ver con mi presente y mi futuro, con mis pensamientos y mi
cuerpo. Sin saberlo, al igual que Adán y Eva al caer en la
tentación, yo estaba diciendo: “yo soy mi propio Dios”. De
seguro que el diablo (esa serpiente) estaba muy feliz con mi manera
egoísta y egocéntrica de pensar.
Me
tomó años descubrir no solo que Dios tenía un plan para mí, que
era para mi felicidad a la vez que para bendecir a los demás.
También fui descubriendo poco a poco que además él ponía todas
las herramientas para poder realizarlo. Las invitaciones, las
oportunidades, las capacidades, las personas indicadas, etc.
Ahora,
junto con esto también el enemigo hacía su lucha de muchas maneras
para desencarrilarme de ese plan de Dios.
Tenemos
en los evangelios el caso de Pedro y Andrés (Mt 4, 18ss) que fueron
invitados por Jesús para acompañarlo y llevar a cabo el plan de su
vida. Les dijo, “dejen las redes y yo los haré pescadores de
hombres”; y por otro lado tenemos el caso del joven rico ( Mc
10, 17-30) que fue invitado por Jesús a ser un apóstol…
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