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Yo antes me preguntaba porqué a unos les daba Dios más cosas materiales y dones que a otros; hasta que Dios me hizo comprender que se le da más al que tiene que servir y compartir más. Entendí las palabras de que “al que mucho se le da mucho se le pide”, entendí la parábola de los talentos, cada quien debe darle a Dios y a su reino en proporción de lo que ha recibido. Si Dios me ha dado dones y talentos más vale que los ponga a su servicio y el servicio de los demás, no solo para mi beneficio y el de mi familia.

El Alma:

Por eso, Señor Dios, tengo también por grande beneficio no tener muchas cosas de las cuales me alaben y honren los hombres; Porque cualquiera que medita en la pequeñez de su persona, no sólo no recibirá pesadumbre, ni tristeza, ni abatimiento, sino más bien consuelo y grande alegría. Porque Tú, Dios, escogiste para familia tuya a los pobres, bajos y despreciados de este mundo. Testigos son tus mismos apóstoles, a quienes constituiste príncipes sobre toda la tierra. Mas vivieron  en el mundo sin queja y fueron tan humildes y sencillos; viviendo sin malicia ni fraude, que se alegraban de padecer injurias por tu nombre, y abrazaban con grande afecto lo que el mundo aborrece.

Por eso ninguna cosa debe alegrar tanto al que te ama y reconoce tus beneficios, como tu voluntad para con él, y el beneplácito de tu eterna disposición. Lo cual le ha de consolar de manera que quiera con gusto ser el menor de todos de la misma manera como desearía otro el ser mayor. Y así tan pacífico y contento debe estar en el último lugar como en el primero; y tan de buena gana sufrir cuando se vea despreciado y desechado, y no tener nombre y fama de grandezas. Porque tu voluntad y el amor de tu honra ha de ser nuestro interés sobre todas las cosas; y más se debe consolar y contentar una persona con esto, que con todos los beneficios recibidos, o que pudiera recibir.

Breve biografía (21 minutos) del Santo Cura de Ars https://youtu.be/rdEJn0wGens