El humilde es GRANDE porque precisamente la grandeza es lo que menos le interesa ni le hace falta. Es LIBRE porque no está encadenado a la opinión de los demás, es RICO porque no tiene la pobreza de los que necesitan la aceptación o aprobación de los demás. Y es FELIZ porque por su humildad tiene a Dios en su corazón.
2. Cuando un hombre se humilla por sus defectos, entonces fácilmente aplaca a los otros, y sin dificultad satisface a los que le odian.
Al orgulloso lo atacan otros orgullosos porque lo ven como competencia, pero con el humilde nadie quiere competir porque nadie quiere verse como menos de lo que su ego les indica.
Jesús nos explica en Lucas 14: 10, Que no debemos buscar los primeros lugares, siéntate en la última fila y de allí nadie te querrá quitar porque todos se están peleando por las primeras filas.
Dios defiende y libra al humilde; al humilde ama y consuela; al hombre humilde se inclina; al humilde le concede su gracia, y después de su abatimiento le levanta a gran honra.
Al humilde descubre sus secretos, y le trae dulcemente a Sí y le convida.
El humilde, cuando lo ofenden, está en paz; porque está con Dios y no en el mundo.
No pienses haber aprovechado algo, si no te estimas por el más inferior de todos.