Pero solo por un corto tiempo...
Una de las cosas que siempre les explicamos a los que se deciden a ser discípulos de Cristo, o sea los que pasan de ser solo creyentes y gente que nomás va a la iglesia una vez a la semana pero no hace nada más, a ser discípulos verdaderos de Jesús y amantes de Dios es que al comienzo van a encontrar ataques y obstáculos del enemigo. Te mandará algunos problemitas y desánimos que no tenías antes, personas a que te traten de desanimar de tu nueva conversión y pensamientos negativos que te tratan de disuadir de tu nuevo compromiso y entrega con Dios…
Especialmente les pasa a los que abandonan una vida de pecado y la cambian por una vida con Cristo. Pero también a los que abandonan una religiosidad de rutina y acción mínima por una de oración y vivencia diaria con Dios.
Alguien se puede preguntar. ¿y porqué Dios permite estos ataques del enemigo a los que comienzan a caminar con Dios? La respuesta es: porque al principio Dios quiere saber quienes son los que de verdad lo van a seguir y quienes son los que solo se quieren comprometer por un rato pero no realmente amar y entregarse a Dios.
La buena noticia es que después de unos días de ataques menores (no mayores) porque un ataque grave a estos nuevos discípulos Dios no se lo permite al diablo) Dios le jalará la cadena al “perro rabioso” y lo amarrará cortito, lo retirará de sus hijos que permanecieron fieles y entonces Dios los colma de bendiciones, fortalezas y ayudas para que sigan adelante en su compañía.
Cuando los apóstoles y los santos fueron llamados por Jesús a seguirlo, vemos cómo comenzaron a recibir críticas y ataques comenzando con su misma familia. En tiempos modernos a veces no nos ataca la familia pero el enemigo hace que nos pasen cosas menores como un conflicto con una persona o en el trabajo, o se te poncha una llanta, o cualquier otra cosita para molestarte y amenazarte para que no sigas a Dios. Pero recuerda siempre esto: “el diablo nunca le ganará a Dios”.
Lo que si hay que tener en cuenta es que para en verdad seguir a Cristo tenemos que tomar decisiones más o menos drásticas en nuestras vidas. La primera es renunciar a todo pecado, la segunda es sacrificar algunos gustos y/o amistades que me alejan de Dios y tercero, seguir a Cristo en las buenas y en las malas, cuando es fácil y cuando es difícil también.
Recuerda lo que dijo Jesús en Mt. 16, 24 “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a si mismo, que tome su cruz de cada día y que me siga”.
Lo que si te digo es que la satisfacción que te da el caminar con Cristo ninguna otra cosa en este mundo te la puede dar. La seguridad, el sentimiento de propósito, la paz, la aventura de cada día ir descubriendo cosas nuevas con Dios, etc.