Nunca antes habían estado los humanos tan distraídos. Y tal vez porque nunca antes habíamos tenido tanta comida, comodidad y juguetes lo cual nos deja mucho tiempo para la diversión y la distracción.
Por siglos la gente batallaba y trabajaba
duro para conseguir los alimentos básicos. Hoy en día la producción
en la mayoría de los países se ha multiplicado. Ya no se recoge el
trigo a mano sino con máquinas que cargan toneladas, ya no se
siembra el maíz en una pequeña parcela, sino en terrenos
grandísimos de cientos de hectáreas trabajados no con la mano sino
con grandes tractores y sistemas de riego y abono sofisticados; ya no
se producen los juguetes tallando maderas a mano sino en grandes
fábricas y por miles y muy variados, ya no tiene que esperar uno al
heraldo que iba de pueblo en pueblo dando las últimas noticias del
reino en las plazas a cambio de unas cuantas monedas, ahora a todas
horas cada quien las trae en sus celulares en su bolsa, en la
televisión y demás.
Hasta Facundo Cabral decía su frase
cómica pero cierta: “no estás deprimido, estás distraído”...
Hoy en día hay más distracciones que
nunca. Juguetes para niños y juguetes para adultos; entretenimiento
las 24 horas en dondequiera que estén.
Por eso no es raro que la gente ya no
hace tiempo para sentarse y convivir con otras personas reales, y
mucho menos para pensar y meditar, para orar y contemplar que es lo
único que deja una paz, una luz e inspiración y una satisfacción
que perdura no como las distracciones que en cuanto termina nos dejan
vacíos en búsqueda insaciable de más y más…
En el siglo 4 cuando la iglesia fue
aceptada por el emperador Constantino los creyentes dejaron de
esconderse para orar y aprender, para adorar y convivir en su fe.
Pero tanta comodidad hizo que muchos se distrajeran, revolvieran el
estar con Dios junto con el estar con el mundo. La devoción y la fe
se debilitaron y entonces nacieron los primeros monjes famosos como
San Antonio Abad, San Macario de Alejandría, San Benito y otros que
decidieron apartarse de las distracciones del mundo e irse a orar en
los desiertos y las montañas. Allí nacieron estos monjes del
desierto, hombres y mujeres que tenían hambre de Dios y estaban
hartos de tanta distracción en el mundo.
Hoy en día me parece que de alguna
manera tenemos que volver a esa época una vez más. Buscar formas de
hacernos monjes en nuestros días y tiempos libres para dedicarnos a
la meditación y la contemplación, a Dios, a conocerle, amarle y
servirle.
Lucas 6:11
(Jesús sanó a un hombre manco en sábado) y los fariseos
se enfurecieron y comenzaron a discutir qué podrían hacer contra Jesús.
:12
Por aquel tiempo se fue Jesús a la montaña
a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios.
:13
Al llegar la mañana, llamó a sus discípulos y escogió a doce de
ellos, a los que nombró apóstoles.
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