1Co
3:5
A fin de cuentas, ¿quién es Apolo?, ¿quién es Pablo? Simplemente
servidores, por medio de los cuales ustedes han llegado a la fe. Cada
uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor le señaló:
1Co
3:6
yo sembré y Apolo regó, pero Dios es quien hizo crecer lo
sembrado.
1Co
3:7
De manera que ni el que siembra ni el que riega son nada, sino que
Dios lo es todo, pues él es quien hace crecer lo sembrado.
1Co
3:8
Los que siembran y los que riegan son iguales, aunque Dios pagará a
cada uno según su trabajo.
1Co
3:9
Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son un
sembrado y una construcción que pertenecen a Dios.
1Co
3:10
yo fui el maestro albañil al cual Dios en su bondad encargó poner
los fundamentos, y otro está construyendo sobre ellos. Pero cada uno
debe tener cuidado de cómo construye,
1Co
3:11
pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto,
que es Jesucristo.
1Co
3:12
Sobre este fundamento, uno puede construir con oro, plata y piedras
preciosas, o con madera, paja y cañas;
1Co
3:13
pero el trabajo de cada cual se verá claramente en el día del
juicio; porque ese día vendrá con fuego, y el fuego probará la
clase de trabajo que cada uno haya hecho. [3]
1Co
3:14
Si lo que uno construyó es resistente, recibirá su pago;
1Co
3:15
pero si lo que construyó llega a quemarse, perderá su trabajo,
aunque él mismo logrará salvarse como quien escapa del fuego.
1Co
3:16
¿Acaso no saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu
de Dios vive en ustedes?