Debo escoger con quién me quiero comparar.
Cristo quiso padecer y ser despreciado, y tú ¿te atreves a quejarte de alguna cosa?
Cristo tuvo adversarios y murmuradores, y tú ¿quieres tener a todos por amigos y bienhechores?
En MidaD enseñamos que nunca te debes comparar con los que están mejor, es mucho más saludable, agradecido y relajante el compararte con los que están peor que tú.
Dice un viejo cuento que un niño dijo: “yo me quejaba de que no tenía zapatos, hasta que vi a otro niño que no tenía pies”
De igual manera les digo: Si ves para arriba te sentirás chaparro, si ves para abajo te sentirás alto.
Y En el crecimiento de las virtudes y la santidad practica lo mismo pero al revés, nunca te compares con los que están peor que tú y digas, lo malo que yo hago no es nada comparado con lo que hace fulano… Más bien ve para arriba y compárate con los santos y di: Me falta para llegar a esa santidad, voy a esforzarme más.