Con tristeza he visto que mucha gente pone en su corazón y su mente una barda entre Dios y sus cosas, entre Dios y sus actividades diarias.
Dicen algo así como: En la semana, estos días y estas horas son para mi trabajo, escuela, responsabilidades, diversiones, descanso etc. Y del otro lado de la barda le dedico este tiempo a Dios, a ir a la Iglesia, a la oración y ministerio para Dios.
Lo más triste es que además de hacer una división allí, la barda mental la recorren para darle al mundo el 90% de su tiempo y el 10% a Dios. Hay muchos que es menos lo que le dan a Dios. Y esta barda entre Dios y sus cosas la ponen para todo, para su tiempo, para su trabajo, para sus ofrendas a Dios, etc.
¿Bajo qué porcentajes deberíamos poner las bardas? R: Bajo ningunos; no debería haber ninguna barda. Debo de hacer todo lo que hago bajo la bendición y presencia de Dios, sea para el mundo o sea para él directamente. Si voy a trabajar debo preguntarle constantemente. ¿Estoy haciendo mi trbajo como a tí te gusta? ¿o debo cambiar algo? Si voy a divertirme debo decirle: ¿Estoy divirtiéndome como a ti te gusta y tú bendices? ¿o ni siquiera te tomo en cuanta para y durante mis diversiones? Digamos lo mismo para comer, dormir, hacer ejercicio y sobre todo para hacer mi ministerio en la Iglesia por él. No debo ponerle ninguna barrera ni limitaciones a Él. Que mientras mejor le sirva a él, mejor él me servirá en todas mis responsabilidades de la vida.
Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella,
el mundo y cuantos lo habitan. Salmo 24:1
El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 2:17
¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Mateo 16:26
¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. Santiago 4:4
Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. 1 Juan 5:4
