Estos son suspiros de un corazón enamorado; pero de Dios porque su amor es el único que nunca se acabará...
Escuchemos las palabras enamoradas del autor del libro Imitación De Cristo y hagamos nuestro este diálogo entre el “alma”, o sea tú y yo y Jesús que nos responde...
4. ¡Oh Jesús, resplandor de la eterna gloria, consolación del alma que anda peregrinando! Delante de Ti está mi boca muda, y mi silencio te habla. ¿Hasta cuándo tarda en venir mi Señor?
Venga a mí, pobrecito tuyo, lléneme de alegría. Extiende tu mano, y libra a este miserable de toda angustia. Ven, ven; pues sin Ti ningún día ni hora será alegre; porque Tú eres mi gozo, y sin Ti está vacía mi mesa. Miserable soy, y me siento como encarcelado y preso con grilletes hasta que Tú me refresques con la luz de tu presencia, y me pongas en libertad, y me muestres tu amabilísimo rostro.
5. Que Busquen otros lo que quieran en lugar de a Ti, que a mí ninguna otra cosa me agrada, ni agradará, sino Tú, Dios mío, esperanza mía, salud eterna.
No callaré, ni cesaré de clamar hasta que tu gracia vuelva y me hables interiormente.
Jesucristo contesta:
6. Aquí estoy, a ti he venido, pues me llamaste. Tus lágrimas, y el deseo de tu alma, y tu humildad, y la contrición de tu corazón me han inclinado y traído a ti.
Dios nunca se hace del rogar ante un corazón humilde que se quiere enamorar de él…
Y nunca olvides que Dios no se manifiesta como uno quiere, sino como él quiere y sabe que es mejor para cada quién. No esperes verlo de cierta manera o en cierto lugar, búscalo en todos lados si quieres pero déjale a él la decisión de encontrarte cuando el quiera y en la forma que él quiera; nosotros no sabemos nada comparados con él.