Listen

Description

El Alma:

¿Me atreveré a hablarle a mi Señor, siendo yo polvo y ceniza? Por más que quisiera sentirme bueno tú conoces mis debilidades y mis maldades, ¿cómo podría ocultarlas ante ti?

Más si me humillo, me reconozco pequeño, y dejo todo amor propio, y me reconozco polvo como lo soy, entonces me favorecerá tu gracia, y tu luz se acercará a mi corazón, y todo orgullo, por poco que sea, se hundirá en el valle de mi miseria, y morirá para siempre.

Allí me reconoceré con lo que soy, lo que fui y en lo que he terminado; porque soy nada y antes no lo reconocía.

Si me confío en mis fuerzas, soy nada y pura flaqueza; pero al punto que Tú me miras, luego me hago fuerte, y tú me llenas de gozo nuevo.

Y es cosa maravillosa por cierto cómo tan de repente me levantas sobre mí, y soy abrazado por Ti con tanta benignidad; siendo así que yo, según mi propio peso, siempre voy a lo bajo.

Esto hace tu amor; gratuitamente, se anticipa y me socorre en tanta multitud de necesidades que tengo, guardándome también de graves peligros y librándome de males verdaderamente innumerables.

Porque yo me perdí amándome desordenadamente; pero buscándote a Ti solo, y amándote puramente, me hallé en Ti; y por el amor me anonadé más profundamente.

Solo, y amándote puramente me hallé a mí como también a ti; y por el amor me anonadé más profundamente.



Porque Tú, oh dulcísimo Señor, haces conmigo mucho más de lo que merezco y más de lo que me atrevo a esperar y pedir.



Bendito seas, Dios mío, que aunque soy indigno de todo bien, todavía tu liberalidad e infinita bondad nunca cesa de hacer bien aun a los desagradecidos y apartados lejos de Ti.



Vuélvenos a Ti para que seamos agradecidos, humildes y devotos; pues Tú eres nuestra salud, nuestra virtud y nuestra fortaleza.