La respuesta corta es: SÍ. PERO SI ES APROBADO POR DIOS ES SIEMPRE POR TU BENEFICIO.
Debemos saber también que la mayoría de los sufrimientos Dios no los aprueba ni los desea pero los convierte en bendición para sus hijos como el caso de su hijo Jesús crucificado.
No debemos tampoco ser tan ingenuos en pensar que Dios por ser todo amor y todo poderoso debería privarnos de toda lucha, esfuerzo y sufrimiento. Un Padre que le quita toda lucha, esfuerzo y frustración a sus hijos es un mal padre. No los deja crecer ni enderezarse ni fortalecerse. Los deja que crezcan como arbolillos chuecos y débiles que ante cualquier tormenta se van a deshacer.
Por otro lado. Dios creó este mundo imperfecto porque no quiere que nos enamoremos tanto de él que nos olvidemos de Dios. Si así la gente vive enamorada de las criaturas imperfectas, ahora imagínate si fueran perfectas…
Escuchemos las palabras de Jesús en el libro Imitación de Cristo.
Yo penetro los secretos; y sé que te conviene mucho para tu bien, que algunas veces te deje desconsolado; para que no te ensoberbezcas en los sucesos prósperos, ni quieras complacerte en ti mismo por lo que no eres. Lo que yo te di, te lo puedo quitar, y devolvértelo cuando me agrade.
5. Cuando te diere algo, mío es: cuando te lo quitare, no tomo cosa tuya, pues mía es cualquier dádiva buena y todo don perfecto. Si te enviare pesadumbre, o alguna contrariedad, no te indignes, ni desfallezca tu corazón. Pronto puedo levantarte, y convertir toda pena en gozo. Justo soy, y digno de ser alabado, cuando así me porto contigo.
6. Si entiendes bien y lo miras a la luz de la verdad, nunca te debes entristecer, ni desmoronar tanto por las adversidades; sino antes relajarte más y darme gracias. Y tener por único gozo el ver que afligiéndote con dolores, te convierto en alguien mejor. Les dije a mis queridos discípulos: Así como me amó el Padre, Yo los amo, Y a ellos no los envié a gozos temporales, sino a grandes batallas; no a que recibieran honras, sino más bien desprecios; no al ocio, sino a trabajos; no al descanso, sino a recoger grandes frutos de paciencia. Acuérdate, hijo mío, de estas palabras.
Capítulo XXXI: Del desapego de todas las criaturas para hallar al Criador.
El Alma:
1. Señor, necesito aún mayor gracia, si tengo que llegar adonde nadie ni criatura alguna me puedan embarazar. Porque mientras que alguna cosa me detiene, no puedo volar a Ti libremente.
¿quién más libre que el que nada desea en la tierra? Por eso conviene levantarse sobre todo lo criado, y olvidarse totalmente de sí mismo, elevándose, y quedando suspenso para ver que Tú, Criador de todo, no tienes semejanza con las criaturas. Y el que no se desocupe de lo criado, no podrá libremente entender en lo divino. Por esto, pues, se hallan pocos contemplativos, porque son raros los que saben desapegarse del todo de las criaturas y de lo perecedero.
2. Para eso es menester gran gracia, que levante el alma y la suba sobre sí misma. Si no es el hombre elevado hacia Dios de poco sirve cuanto sabe y cuanto tiene. Mucho tiempo será niño y mundano el que estima alguna cosa de este mundo por grande, sino solo el único, inmenso y eterno bien. Y lo que Dios no es, nada es, y por nada se debe contar.
Hay gran diferencia entre la sabiduría del varón iluminado y devoto, y la ciencia del letrado y del estudioso clérigo.