Contrario al pensamiento de los que no tienen una relación y un conocimiento acertado de Dios, la muerte es un motivo de gozo. Es el paso de esta vida limitada, imperfecta y en muchas cosas pobre a la vida eterna de gozo, paz y sobre todo la compañía eterna de nuestro Santo Dios.
Eso no quiere decir que rechazamos esta vida, claro que no, estamos en ella por una misión, porque tenemos que realizar algo de acuerdo al plan de Dios, porque tenemos también que tomar con nuestras acciones la decisión de volver al Padre; tenemos que escoger la vida con Dios, la vida de la gracia en vez de la vida sin Dios, la vida de pecado.
Qué nos dicen los santos con respecto a la muerte? Escuchemos a Tomás de Kempis:
Capítulo 23 : De la meditación de la muerte.
En este día más que nunca es bueno meditar sobre la muerte. Acabamos de vivir con Cristo su pasión y su muerte y luego su resurrección. Pero ¿que debo hacer para morir con Cristo y resucitar con él?
Hoy es el hombre y mañana no parece. Su vida es breve, porque hasta una vida larga de 100 años es muy poco tiempo.
¡Oh torpeza y dureza del corazón humano, que solamente piensa en lo presente, sin cuidado de lo por venir!
Así habías de conducirte en toda obra y pensamiento, como si hoy hubieses de morir.
Si tuvieses buena conciencia, no temerías mucho la muerte.
Mejor fuera evitar los pecados que huir de la muerte.
Si no estás dispuesto hoy, ¿cómo lo estarás mañana?
Mañana es día incierto; y ¿qué sabes si amanecerás mañana?
2. ¿Qué aprovecha vivir mucho, cuando tan poco nos enmendamos? ¡Ah! La larga vida no siempre nos enmienda, antes muchas veces añade pecados.
Si es temeroso el morir, puede ser que sea más peligroso el vivir mucho.
Bienaventurado el que tiene siempre la hora de la muerte delante de sus ojos y se dispone cada día a morir.
Si has visto alguna vez morir un hombre, piensa que por aquella carrera has de pasar.