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¿AFECTA MI COMPORTAMIENTO A MIS FAMILIARES MUERTOS?

Algunos erróneamente piensan que los que murieron desaparecieron. Que ya están como en “otro mundo” donde nada tienen que ver con nosotros y lo que hagamos o no hagamos a ellos ni les va ni les viene y viceversa.

Esto no es lo que Dios y la Biblia nos enseñan, Jesús nos explicó porque algunos no creían en la resurrección de los muertos: Mat 22:31 Les dijo Jesús: en cuanto a la resurrección de los muertos,  ¿no han leído lo que Dios les dijo a ustedes::32'Yo soy el Dios de Abraham,  el Dios de Isaac y el Dios de Jacob'? Dios no es Dios de muertos,  sino de vivos.

Los que han muerto y se fueron con Dios ESTÁN VIVOS. Y no solo vivos, sino atentos a nosotros y especialmente a sus seres queridos. ¿Por qué creen que podemos orar y platicar con Cristo, con Dios Padre y el Espíritu Santo. Y no solo con ellos sino con su familia, los que están con ellos que llamamos los santos. Y junto con los santos están nuestros familiares y amigos en el cielo que fueron santificados al entrar al cielo y no están ni lejos ni sordos. En la teología enseñamos que la Iglesia de Dios está dividida en 3 partes. La Iglesia militante (nosotros en la tierra), la Iglesia triunfante (en el cielo), y la iglesia purgante (en un estado temporal de purificación -no de castigo- antes de entrar al cielo)  SOMOS UNA SOLA IGLESIA, UNA SOLA FAMILIA DE DIOS, repartidos en 3 estados del alma.

Ahora. Los que nos amaron en la tierra con mayor razón nos aman ahora que su amor es perfecto en el cielo. Y aunque gozan de la paz y el gozo eterno con Dios, si nos ven sufrir ellos sufren con nosotros como Jesús y Dios Padre cuando nos desviamos, o pecamos o sufrimos por otra cosa.  Y si nos ven contentos, ellos se contentan mucho por y con nosotros.  Piensa en el amor de un padre o una madre que se goza cuando sus hijos gozan y sufre cuando sus hijos sufren.

¿Has oído decir que cuando le lloras de más a un muerto no lo dejas descansar? Tiene mucho de cierto esta expresión, los haces sufrir si tú lloras en vez de gozar la vida como Dios manda. Un gozar donde puedes servir y amar a los demás. El que se la pasa llorando no puede ayudar a nadie porque solo está pensando en sí mismo, encerrado en sí mismo, en su tristeza, en su dolor pero no el el dolor de los demás. Las personas de fe lloran solo un poco y luego quedan en la paz de Dios. Los muertos que nos aman no desean nada más fuerte que el vernos a nosotros sus seres queridos felices, tal como Dios nos quiere ver también.