Creer en Dios es fácil; cualquier persona con un mínimo de inteligencia capta, entre otras cosas, que este universo inmenso y fascinante no se puede haber creado a si mismo. Que aunque digamos que viene del big bang comoquiera eso no responde a la pregunta de quien lo creó porque entonces nos preguntamos ¿Y quién creó a la energía o la materia del big bang? Solo un ser supremo, eterno y un “primer motor” como dicen Aristóteles y Santo Tomás de Aquino pudo haber creado la materia, el espacio y el tiempo.
Por eso el mundo en todas las culturas desde que existe el ser humano está lleno de creyentes de Dios en miles de religiones diferentes o unas derivadas de otras.
Por eso también Jesús no estaba tan preocupado por que la gente creyera en Dios, sabía que ya creían; a lo que Jesús nos invita es a seguirlo a él, a ser sus discípulos.
Contrario a lo que algunos cristianos creen, Jesús no mandó a sus discípulos a hacer que la gente creyera en él o en Dios Padre. A que solo hicieran un acto de creencia (fe) y ya estaban salvos. Veamos lo que Jesús sí mandó:
En el gran mandamiento de Mateo28:19 dice Jesús: Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo,
Mat 28:20 y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
