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Nos dicen muchos médicos y psicólogos que el estrés, la depresión y la ansiedad son la más grave pandemia de los tiempos modernos, los consultorios y hospitales están llenos de personas sufriendo de estos males y sus consecuencias.  Y tristemente el remedio para ellos es rechazado por tantas personas que por eso no se pueden aliviar…”

Oh Dios mío, esta es una necesidad tan grande en nuestros tiempos. Que seamos sembradores de la alegría de Dios en un mundo plagado con soledad, ansiedad y depresión.

La gente ha perdido el rumbo, perdieron la brújula que Jesús nos dio hace 2000 años, andan desesperado queriendo llenar sus vacíos corazones con los sueños vaporosos de las cosas materiales, de los placeres y los honores mundanos. Rechazando a Dios y una buena religión a diestra y siniestra, por eso viven de depresión en depresión y de ansiedad en ansiedad.

Cabe ahora mencionar las palabras tan sabias de San Agustín en su libro “las confesiones” NOS HICISTE SEÑOR PARA TI, Y NO ESTAREMOS FELICES HASTA ENCONTRARTE OTRA VEZ A TI.

Ahora más que nunca urge que los discípulos de Cristo (no los creyentes, sino los que de verdad lo siguen), seamos portadores de la alegría de Dios. No tenemos que estar 24 horas al día alegres y brincando de gusto, sino llenos de la paz de Dios y su gozo sereno que tienen los que tienen a Dios en su corazón. Es allí donde radica la fuente de la alegría perene, no de los “alegrones” momentáneos y pasajeros que dan los placeres y las cosas materiales.

No hay alegría de Dios si no hay la paz de Dios, y no hay la paz de Dios si no vivimos en el Espíritu de Dios. Una vez más. Creer en Dios y solamente ir al templo los domingos no te hace un discípulo de Cristo. Es el tomar el compromiso de obedecerlo cada día en las pequeñas cosas y circunstancias que brotan a cada rato, en el aceptar que Dios me vaya corrigiendo y guiando cada día, el estar contentos con lo que Dios nos da y no renegando de las pruebas que él nos manda que nos sirve para aprender y ser fortalecidos.

Es así que debemos hablar a los desesperados, visitar a los deprimidos, sonreír con los que han perdido la sonrisa y abrazar a los caídos.

Dice Dios en su santa Biblia:

Rom 15:13 Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él,  para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.

Y nuestra cita por excelencia del gozo perenne en Dios que dice:

Filipenses4:4 Alégrense siempre en el Señor.  Insisto:  ¡Alégrense!

4:5 Que su amabilidad sea evidente a todos.  El Señor está cerca.

4:6 No se inquieten por nada;  más bien,  en toda ocasión,  con oración y ruego,  presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.

4:7 Y la paz de Dios,  que sobrepasa todo entendimiento,  cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.