EL QUE BUSCA A DIOS ENCUENTRA TODO, EL QUE SE BUSCA A SI MISMO NO ENCUENTRA NADA. O más bien dicho, nada de lo que en verdad y en el fondo anda buscando. El que busca vivir más ancho y descuidado, buscando solo su comodidad y conveniencia siempre estará en angustias, porque nada le hará feliz. Cuando el hombre llega al punto de no buscar su consuelo en ninguna criatura, entonces comienza a gustar de Dios perfectamente y está contento con todo lo que le sucede. Entonces ni se alegra mucho, ni se entristece por lo poco; mas pónese entera y fielmente en Dios, el cual le es todo en todas las cosas, para quien ninguna perece ni muere, sino que todas viven y le sirven sin tardanza. Acuérdate siempre del fin, y que el tiempo perdido jamás vuelve. Nunca alcanzarás las virtudes sin cuidado y diligencia. Si comienzas a ser tibio, comenzará a irte mal. Mas si te excitares al fervor, hallarás gran paz, y sentirás el trabajo muy ligero por la gracia de Dios y por el amor de la virtud. El hombre fervoroso y diligente, a todo está dispuesto. Mayor trabajo es resistir a los vicios y pasiones, que sudar en los trabajos corporales. El que no evita los defectos pequeños, poco a poco cae en los grandes. Te alegrarás siempre a la noche, si gastares, bien el día.