A veces nos preguntan a los Misioneros que quienes son las personas que pueden comulgar en una Misa; hoy vamos a hablar del tema, sobre lo que es la Santa Comunión y quien puede y debe comulgar en ella.
Es triste ver que muchas personas que comulgan no saben exactamente lo que están recibiendo o lo saben pero no están conscientes de ello cuando reciben la comunión; es muy importante que entendamos
bien para no hacer algo que a Dios no le agrada u ofende el Espíritu
de Dios.
La hostia y el vino consagrados dejan de ser pan y vino durante la
consagración para convertirse en el cuerpo y la sangre de Cristo.
Esto no es algo simbólico sino real. Cristo es muy firme cuando nos
habla de ello en Juan 6 y en sus enseñanzas a los apóstoles durante
la última cena.
Para poder comulgar se deben tener 2 cosas:
1. Haber hecho la Primera Comunión
2.- Estar en gracia de Dios.
Esto quiere decir que las personas que viven en pecado no pueden
comulgar pues ofenderían al mismo Cristo al juntar su cuerpo
santísimo con un cuerpo de pecado que es el del pecador.
Es por eso que entre otras cosas, si una pareja ha decidido vivir
juntos sin estar casados por un Diácono o Sacerdote, o sea, sin
recibir la bendición de Dios; esa pareja está viviendo en pecado; y
por lo tanto no puede recibir la santa comunión.
En algunos casos aislados, el sacerdote puede dar un permiso especial
de comulgar a una de estas parejas o solo a uno de los dos cuando la
persona/s no está casada porque no quiere, sino porque no puede, por
razones legales de la iglesia o del gobierno civil. Por eso el
sacerdote solo da estos permisos especiales después de consultar y
ver que ese sea el caso.
Los
Corintios no respetaban la santa comunión en la Misa, No sabían lo
importante que es tener un corazón limpio para poder recibir a
Cristo en la eucaristía:
:16
Cuando bebemos de la copa bendita por la cual bendecimos a Dios, Mt
26.26-28
participamos
en común de la sangre de Cristo; cuando comemos del pan que
partimos, participamos en común del cuerpo de Cristo.
:17
Aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, y por esto somos
un solo cuerpo. Rom.
12, 5; I Cor 12, 12 Ef. 4, 16, Col. 3, 15
:18
Fíjense en el pueblo de Israel: los que comen de los animales
ofrecidos en sacrificio, participan en común del servicio en el
altar. Lv
7, 6. 15
:19
Con esto no quiero decir que el ídolo tenga valor alguno, ni que la
carne ofrecida al ídolo sea algo más que otra carne cualquiera.