Parece
que vivimos en una época donde toda la cultura te empuja a pensar en
ti. SIGUE TUS DESEOS y tus SUEÑOS, BUSCA TUS AMBICIONES, NO TE
LIMITES SÉ MÁS Y MÁS...
En
la vida egocéntrica yo tomo y sigo mis decisiones. En la vida Cristo
céntrica, él toma las decisiones y yo las sigo.
Esto
hace que naturalmente desde la infancia y luego en la adolescencia
comencemos a pensar en lo que queremos ser de grandes, en lo que
queremos estudiar, conseguir, etc. O sea, nos volvemos totalmente
egocéntricos. El centro de mi vida soy yo, lo más importante en mi
vida es mi felicidad, mi realización; y todas mis decisiones van
encaminadas hacia ese objetivo. YO, YO, YO.
Qué
contraste tan grande hay en las personas que viven en la fe real, en
una relación con Cristo a través de su Iglesia. Estas personas
piensan muy diferente. Y si se les forma a los niños, desde temprana
edad pensarán así: ¿Qué será lo que Dios quiere para mí? Me
toca descubrirlo. ¿Cuál es la misión en mi vida? ¿el proyecto de
Dios por el cual me mandó al mundo? No solo soy importante sino
indispensable para ese hermoso plan que Dios tiene para mi vida.
¿Cuales talentos me dio para ponerlos a su servicio y el de mis
hermanos? Quiero crecer más y más en mi vida espiritual para estar
más cerca de Jesús cada día y permitirle actuar en y a través de
mi.
Estas
segundas palabras son las de una persona Cristo céntrica. Cristo es
el centro de mi vida, no yo. Lo más importante en mi vida no soy yo
no mis planes sino Cristo y los suyos. Sé que él tiene lo mejor
para mi, se que si él escoge mi carrera, mi futuro y en el caso de
que me llame a la vida matrimonial, también me escogerá mi pareja;
la persona que me acompañará en la vida apoyándonos mutuamente y
creciendo juntos en el servicio y el camino del Señor.
Filip
3:8
Es
más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor
de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo,
y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo
:9
y encontrarme unido a él.
Gal
2:20
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo
vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en
el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
MI
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